Crónicas

DÍA DE LA MEMORIA EN ALCORTA / Jorge Cadús
UN TIEMPO AYER CENIZA

En mitad de los actos que en las escuelas conmemoraron el Día de la Memoria, en Alcorta más de 170 pibes secundarios participaron de una jornada irrepetible: Iván Fina, hijo de una pareja de militantes políticos asesinados por el terrorismo de Estado en 1976, se encontró con compañeros de infancia y adolescencia de su papá. Una crónica que comienza a recuperar sus palabras robadas.


ISABEL Y VÍCTOR
Isabel Ángela Carlucci nació el 26 de julio de 1952, en Rosario. Su familia la llamaba "Isa" o "Teli". Por su piel blanca y su pelo rubio, sus amigos la apodarían "La Gringa". Cuando la década del 70 recién asomaba en estos arrabales, "la Gringa" comenzó a estudiar Ciencias Políticas, al tiempo que la militancia la sumó a las filas de la Unión de Estudiantes del Litoral (UEL), una agrupación universitaria con orientación peronista en la que convivían nacionalistas y socialcristianos, y que integraba la Unión Nacional de Estudiantes. En esos primeros años de la década, la militancia era el trabajo social en los barrios marginados de la ciudad; la pintada de consignas en las paredes o agitar las noches con las pegatinas. Romper los muros de la facultad y actuar sobre la realidad era una consigna que marcaba el pulso de los tiempos.

En esa militancia, Isabel conoció a un flaco de lentes y sonrisa generosa, al que distintos amigos apodaban "Calculín" y "Anteojito". Se llamaba Víctor Hugo Fina, y había nacido en Colón el 14 de julio de 1953. Las sucesivas mudanzas lo llevaron a patear calles de varios pueblos de la región: pasó por Juncal, donde cursó el Ciclo Básico Comercial en la Escuela N° 47 Mariano Moreno; después llegó a Whellwright, donde cursó el 4° Año en la Escuela de Comercio N°22; para terminar sus estudios secundarios en la Escuela Normal N°37, de Alcorta, en el año 1970. La misma Alcorta que fuera geografía de sus juegos en los largos veranos infantiles. Después, marchó a Rosario. Lo esperaban los estudios universitarios; pero mucho más el deseo y la voluntad de cambiar el mundo que lo sumaron al Partido Comunista primero, al Frente Estudiantil de Rosario y al Frente Ferroviario después.
Lo esperaba también el amor de Isabel Ángela Carlucci; el primer hijo que ambos tuvieron en 1975, al que llamaron Iván; y una intensa militancia compartida que los sumó definitivamente a las filas del PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo).
Allí, un nuevo bautismo les daría identidades políticas: Isabel será "Sonia" o "la Rubia"; Víctor será "Marcelo" o "Silvio".

EL TERROR
Para agosto de 1976, Víctor es responsable del área Logística de su organización, el PRT/ERP. Isabel trabaja como empleada administrativa en la firma Mondoni SRL, propiedad de su cuñado Roberto Mondoni. La firma, un taller mecánico que hacía de service de autos de una concesionaria, estaba ubicada en la intersección de las calles San Lorenzo y Paraná, en la localidad de Capitán Bermúdez. La pareja vivía junto al pequeño Iván en una casa en Valparaiso 2017, de Rosario. Isabel estaba embarazada de seis meses, y tenía fecha médica de parto para el 22 de noviembre. Si era varón, pensaban llamar Silvio al bebé.

El 10 de agosto de 1976, fuerzas de seguridad pertenecientes al Ejército y la Policía provincial irrumpieron en el domicilio familiar de calle Valparaiso, y asesinaron a Víctor. Casi al unísono, el mismo día, otro operativo de "fuerzas conjuntas" rodeó la planta de la firma Mondoni, y se llevaron detenida a Isabel. El pequeño Iván, que tenía entonces 11 meses, sobrevivió al terror: un fuerte resfrío lo retuvo en la casa de sus abuelos maternos, donde su mamá lo dejó antes de ir a trabajar.

Los restos de Víctor Fina fueron velados y sepultados en el cementerio de Alcorta. De acuerdo al relato de un sobreviviente, es probable que Isabel haya permanecido secuestrada en el Centro Clandestino de Detención La Calamita, en Granadero Baigorria.
En junio del 2011, el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense completó algunos tiempos vacíos de esta historia: los restos de Isabel fueron localizados en una tumba sin nombre en el cementerio La Piedad, de Rosario, donde habían sido sepultados en 1976.

38 AÑOS DESPUÉS
El martes 1 de abril, Iván Fina estuvo en la localidad de Alcorta, invitado por el nivel medio de la Escuela Normal Superior Nº37 para los actos conjuntos en conmemoración del Día de la Memoria y el Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas. La noticia de la participación de Iván en esos actos abrió la posibilidad del abrazo con ex compañeros de promoción y amigos de la infancia de su papá, Víctor; y el encuentro con relatos sobre su mamá, Isabel. Algunos convocados por la Escuela, otros que llegaron para sumar recuerdos personales a la búsqueda de Iván.
"Para mí es muy importante venir acá, a esta localidad que es parte de la historia de mis padres, de mi familia, un pedacito de mi también. Conocer a la gente que conocí, intercambiar las cosas que intercambiamos, las fotos que me llevo. Con muchos de los compañeros de Hijos solemos recurrir a la figura del rompecabezas, buscamos pedacitos de ese rompecabezas. Entonces, poder conocer un poco más sobre quién fue mi papá es muy movilizante", resumió al finalizar el acto y la charla abierta el propio Iván.
Y remarcó que la historia de su mamá sigue arrojando una duda: el embarazo de seis meses que cursaba: "un embarazo avanzado pero tal vez no lo suficiente para dar a luz, más aún en las condiciones en las que debe haber estado. Por otro lado tampoco hay manera de afirmar científicamente, que este embarazo no se concretó, así que la posibilidad sigue abierta y mi sangre así como la de toda mi familia seguirá en al Banco de Datos Genéticos".

ESCUELA MEMORIA
En diálogo con Prensa Regional, Mariela Salvatori -responsable del nivel medio de la Escuela Normal 37- evaluó la jornada que tuvo a ese establecimiento educativo como geografía y motor: "son sensaciones diferentes, emociones diferentes, porque tiene que ver con muchas cosas: con nuestra historia; con colaborar en reconstruir la historia de Iván, con ayudarlo a reencontrarse con este grupo de compañeros de su papá; y tiene que ver con un aprendizaje que hemos hecho como institución y que se transmite a los chicos como una de las finalidades importantes de esta movida".

Salvatori sostuvo que en el germen de lo acontecido el martes 1 de abril hay un trabajo educativo de varios años: "desde la implementación del Día de la Memoria nosotros tenemos como lineamiento trabajar este tema, aunque de hecho ya lo trabajábamos. En estos últimos años, organizan el acto los alumnos de 5º Año, y también en este tiempo venimos discutiendo esto de organizar las dos fechas -el 24 de marzo y el 2 de abril- en un mismo acto, como parte de un mismo proceso. En el 2012 convocamos a la gente del caso Melincué, la profesora Juliana Cagrandi y los alumnos que trabajaron el tema, y a Eric Domergue, familiar de las víctimas identificadas allí. Y a partir de eso los chicos comenzaron a preguntar 'y acá, ¿qué pasa? ¿Hay tumbas NN? ¿Cómo es la historia dentro de la localidad?'. Carolina Banchi, hija de Elizabet Fina -que es prima de Iván-, es quien cuenta que en su casa hay una historia, que mucho no se sabía. Y quedó como proyecto. Ya el año pasado intentamos invitar a Iván, no pudimos. Y este año se retomó la idea de trabajar con una historia de la localidad, con acercar ese período tan negro, tan oscuro, de los años de plomo en Argentina, y ver qué pasaba en el pueblo. Esa fue la pregunta. Y este año se hizo posible".

La directiva de la institución alcortence reafirmó también el rol central de las escuelas a la hora de la reconstrucción de una historia -nacional y regional- desaparecida por la dictadura y muy difícil de abordar en los años posteriores: "no hay presente y no hay futuro si no se piensa en la memoria. No se puede construir si no se conoce. Y la escuela es un espacio para iniciar el debate".
En ese sentido, reconoció que "la escuela es multiplicadora, hoy todo chico llegó a su casa y algo dijo sobre el tema. Esa es una apertura. Yo pensaba cómo se ha transformado el rol de la escuela de hace cien años a hoy. De aquella escuela cerrada donde no entraba lo que pasaba en la realidad, a esta escuela abierta, atravesada por los conflictos de la sociedad. Y eso es saludable. Que se pueda construir a partir del conflicto. Que ese conflicto sea una oportunidad para pensar, y pensar juntos. Y el espacio que se abre siempre a través de los jóvenes. Que a partir de ellos se genere un diálogo en la casa, una escucha. La escuela tiene que enseñar a dialogar, y ese diálogo comienza a partir de la escucha".

Del mismo modo, Iván Fina señaló la importancia del rol de las escuelas a la hora de reconstruir un relato destrozado por el terrorismo de Estado: "más allá de mi identidad individual, hay una identidad nacional también, que tiene que ver con qué relato nos contamos como país. En ese punto son muy pesados los olvidos. Y en ese aspecto la escuela es un espacio fundamental, de transmisión, de formación. Y en relación a la apuesta por los jóvenes, que en estos momentos comienzan a proyectar el futuro. Transmitir estas cosas, que ellos también sepan que es parte de su historia. Y saber que cuando decimos historia dice de su pasado pero también dice de su presente y de su futuro. De todas estas dimensiones, de una historia por construir. Y desde ese punto de vista es importante que en una escuela se hable de esto".

LA BÚSQUEDA QUE NO CESA
Desde hace varios años, Iván Fina trabaja en la filial Rosario de Abuelas de Plaza de Mayo, donde hoy es coordinador. Acerca de su decisión de sumarse a esa búsqueda colectiva, Iván sostiene que "trabajar en Abuelas es una apuesta política. Yo no podría buscar a mi hermano a solas, esto es una materialidad. La política se nutre de estas materialidades: yo no puedo hacerlo solo, lo puedo hacer acompañado por otros. Y desde ese punto de vista la búsqueda se transforma en colectiva. Además hay cuestiones afectivas, porque el hecho que mis compañeros encuentren a sus hermanos es vivido siempre como una alegría, porque es también una parte de uno que se recupera. Y ni hablar de los chicos que recuperan sus orígenes, que se encuentran a sí mismos, y que nosotros podamos hacer algo para eso es maravilloso".
Al mismo tiempo, advierte que "también hay una cuestión pragmática: no es una búsqueda sencilla, no es una búsqueda que se avance en línea recta. En ese sentido, estar en Abuelas de Plaza de Mayo me da la posibilidad de hacer algo, cuando justamente no sabría qué hacer para la búsqueda puntual y concreta de mi hermano".

Desde la filial Rosario de Abuelas de Plaza de Mayo surgió en estos días la nueva campaña que apoya la búsqueda de los hijos apropiados durante el terrorismo de Estado. Son 110 restituciones de identidad, en esta larga y paciente búsqueda de las Abuelas de los pañuelos. Pero es mucho el camino por recorrer: falta todavía encontrar 400 nietos apropiados.
La campaña "Necesito verte hoy", ideada por Sabrina Gullino Valenzuela Negro (nieta recuperada que busca a su hermano mellizo) y Matías Ayastuy (nieto que busca hermano u hermana nacida en cautiverio) lleva consigo una consigna clara: "Si naciste entre 1975 y 1980 y dudás de tu identidad, acercate a Abuelas de Plaza de Mayo".
"En Rosario la filial es la herencia de Darwinia Gallichio, Abuela de Plaza de Mayo. Y desde allí intentamos estar a la altura de continuar con su tarea. Es un lugar de referencia para la región", resume Iván; al tiempo que repite una consigna necesaria y urgente: "si tenés dudas sobre tu identidad, si conocés a alguien que pueda llegar a ser hijo de desaparecidos, acercate a Abuelas".
La filial rosarina está en calle Laprida 563, oficina C. Atiende todos los días por las mañanas; y lunes y jueves hasta las siete de la tarde. Para contactos por mensajes, dudas y actividades: Teléfonos 0341-4484421 y 4476776. En facebook: abuelasdeplazademayo.filialrosario

UNA HISTORIA DE AMOR
Cuando Iván pudo encontrar e identificar los restos de su mamá, Isabel, pensó en aquel último saludo de agosto del ’76 con Víctor, su papá. La caricia cotidiana, el beso compartido, el abrazo que –quizás- intuyó alguna sombra de las ausencias por venir. Y pensó Iván que ya era hora del reencuentro entre sus viejos.
"No tengo ninguna duda que la historia de mis padres es una historia de amor", dice Iván, después de la charla en la Escuela y antes de su recorrido por las calles alcortences. Y completa: "es una historia de amor desde el principio. Mi mamá era hermosa, y mi papá –yo soy muy parecido- debe haber tenido otros encantos, porque encontró la manera de seducirla, que mi mamá le dé pelota, que terminen juntos. Esa idea me fascina. Y el acto de militancia, la elección de dar la vida, entregar lo que uno es, lo que uno hace, es también una cuestión de amor. Y estoy convencido de que el terrorismo de Estado buscó romper lazos, buscó borrar la posibilidad de ese amor".

Como pedacitos desperdigados de ese mapa de historias que la dictadura arrasó, cada palabra, cada recuerdo, cada rasgo rescatado del pasado intenta ocupar, nuevamente, aquel espacio de donde fue secuestrado.
Si, como escribió el poeta ecuatoriano Augusto Rodríguez, apenas "somos banales piezas de un rompecabezas / que se destruyen a la orilla del fuego", también es posible -desde la persistencia del suave soplo de la memoria- darle vida a la brasa que sobrevive entre tantas cenizas.
Y que esa brasa, siga siendo.

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Imagen: Fragmento de Historietas por la identidad. (Abuelas de Plaza de Mayo)



Jorge Cadús: Es periodista. Es redactor y editor del periódico El Prensa; y columnista de varias páginas web de noticias. Forma parte del grupo fundador del Proyecto de Comunicación Alapalabra, de Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Es autor de "Postales de un desierto verde" (Tropiya ediciones, 2004); "Un tiempo ayer ceniza. Historias de la dictadura en el sur de la provincia de Santa Fe" (EMR, 2006) junto a Facundo Toscanini; "Combatiendo al capital. 1973-1976. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (EMR, 2009), en colaboración con Ariel Palacios; "La Transa. Crónicas del narcotráfico" (Grupo Editor Postales, 2015); "Los días que vivimos en peligro. La destrucción del trabajo en la región 2015/2018)" (La Chispa, 2018) y "Alcorta: La ciudad invisible" (Grupo Editor Postales, 2019). Obtuvo dos veces el Premio Ciudad de Rosario por estos trabajos. En TV fue director periodístico de "Audiencia Debida. Crónicas del sur"(2000/2002); "Estación Sur. En los rieles de la Patria" (2010/2011) y "Tercer Tiempo. El relato salvaje" (2013/2015); todos en la señal Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora. Por esos programas obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 como mejor programa periodístico; y el Premio Juana Manso 2011 por su abordaje de las problemáticas de género. Desde el año 2006 a la fecha ha dictado en numerosas escuelas de la zona charlas y talleres abiertos sobre el terrorismo de Estado en la región. En el 2011 fue distinguido con el Premio Regino Maders por su trayectoria periodística y su compromiso militante.