Crónicas

ROSARIO: LOS SAQUEOS DE 1989 / Jorge Cadús
PAÍS CON UN OJO NEGRO

La corta primavera del alfonsinismo democrático iniciada en 1983 cerró sus puertas apenas seis años después, en 1989, en mitad de una derrota electoral contundente, cajas PAN, saqueos generalizados y represión a las movilizaciones populares. Rosario fue uno de los focos de aquellas manifestaciones que derivaron en el alejamiento anticipado del poder de Raúl Alfonsín, y el comienzo de la década menemista.


LA RECTA FINAL
1989 será el año del cierre definitivo de la primavera alfonsinista. El gobierno radical surgido de las elecciones de 1983 había nacido de una propuesta de 100 puntos que iban desde la reforma agraria a la revisión de la deuda externa, y su bandera era el Preámbulo de la Constitución Nacional recitado por Raúl Ricardo Alfonsín en cada acto proselitista.
El radicalismo -en el gobierno desde 1983- se animó a enjuiciar a los miembros de las Juntas militares que saquearon el país desde 1976; se plantó discursivamente contra las políticas emanadas desde los Estados Unidos sosteniendo el gasto social del Estado; y se envalentonó por primera vez contra la Sociedad Rural en su propia fiesta. Pero en poco tiempo se apagó entre sus alianzas con las corporaciones sindicales y de capitales de siempre; una política económica endémica que profundizó la pobreza de amplios sectores de la población, y marcados desaciertos políticos, como las leyes de punto final y obediencia debida, que consagraron la impunidad.

En marzo de 1989, en el periódico Acción, el periodista Félix Marcos aclara que "la crisis que azota a la sociedad argentina, con efectos que se descargan sobre los sectores populares, la pequeña, mediana -y hasta en parte- gran empresa es una crisis de un modelo de producción, el capitalista".
En las elecciones presidenciales del 14 de mayo de 1989, el binomio Carlos Menem y Eduardo Duhalde se impuso sobre la fórmula encabezada por Eduardo Angeloz y Juan Manuel Casella. El peronismo retornaba al poder, bajo una consigna lanzada desde cada afiche callejero por el candidato riojano: "¡Síganme! No los voy a defraudar".
El especialista en temas económicos, Daniel Muchnik, describe que "Menem y Alfonsín se reunieron con el fin de que el justicialismo avalara las medidas económicas y trajera calma a los mercados, pero la lógica política indicaba que había que dejar que el radicalismo se hundiera en el abismo más profundo (...) Alfonsín se dirigió por cadena nacional para comunicar que continuaría 'solo' hasta el 10 de diciembre", fecha prevista para el cambio de autoridades.

"Todo había empezado algunas horas antes, durante la fría noche del domingo 28 de mayo, mientras el entonces presidente Raúl Alfonsín pronunciaba un discurso. 'Alfonsín no había terminado de hablar cuando una turba de dos mil personas rompió las persianas y las puertas de mi negocio para saquearlo. Se llevaron todo', cuenta Carlos Dolce, propietario del supermercado La Sandro, que estaba ubicado en Mister Ross 730, en la zona sur de la ciudad. La sucursal no volvió a abrir sus puertas. Tampoco el Supercoop, perteneciente a una cooperativa obrera. En 48 horas unos cien comercios fueron saqueados en un estallido social sin precedentes, que transformó a la ciudad, por entonces acéfala, en tierra de nadie", reconstruyó la periodista Evelyn Arach cuando se cumplieron 20 años de aquellas jornadas.

CORRER LA CONEJA
En Rosario, el intendente radical Horacio Uzandizaga había renunciado, "cumpliendo el juramento" de irse si Carlos Menem era elegido presidente. El titular del Concejo Deliberante, Carlos Ramírez, estaba provisoriamente en el poder, que ocupó hasta noviembre de ese año.
La hiperinflación, las corridas y la mala información inauguraron la última década del siglo veinte; década que abría en estos arrabales con el fantasma flaco del hambre mordiendo los talones de las mayorías populares: desde 1983 a 1989 el porcentaje de pobres estructurales se mantuvo en el 18%; y los "empobrecidos" treparon del 5% al 20%.
Las cajas del Plan Alimentario Nacional (PAN) no alcanzaron a tapar la bronca en las calles, y apenas unos días después del triunfo electoral del menemismo el mercado Supercoop de la ciudad de Córdoba conoció la furia de los desposeídos. Cuenta Muchnik que "los saqueos se sucedieron en el Gran Rosario, Buenos Aires y Mendoza, dejando como saldo una decena de muertos, detenidos y la imposición del Estado de Sitio por 30 días".
En la noche del 29 de mayo, el gobernador de la provincia de Santa Fe, Víctor Félix Reviglio, habla en cadena: "Esperábamos que esto sucediera... hay crisis, hay marginados... apropiarse de lo ajeno no es lo correcto pero es entendible", dice el mandatario justicialista. Después, le solicitará a Alfonsín que instalara el estado de sitio y envíe tropas de Prefectura, Gendarmería y Policía Federal.

"Este país tiene un ojo negro", sintetizó en una de sus canciones ese año el cantautor rosarino Adrián Abonizio, decifrando la vida cotidiana de estos arrabales. Y describió a esta tierra herida, con "una lanza clavada en el costado / y un halcón que le vuela la sonrisa". Territorio sitiado por "gigantes con dientes de sable", donde las muñecas "sangran al decir mamá"; un país "blanco y verde como un pájaro vivo" al que "han disecado como a un mapa de colegio".
La descripción de la Argentina de finales del alfonsinismo que traza Abonizio en aquellas canciones es puntual, y descarnada: "Los soldados se pintan como tu mamá; / y hay un señor elegido que a todos pide permisos, / menos a vos, que diste la vida / por una consigna que hoy no vale cinco guitas. / Marihuana entre rejas / hoy corrés la coneja / como el ciego en el subte / que canta villancicos aunque no sea navidad..."
Pero también toma el tiempo exacto para acariciar con ternura al país dolor: "no importa tu locura, / tu llave, tu cárcel a la fuerza...", asume el trovador de los tiempos difíciles.

REPRESIÓN Y GAMBETA
En el año 2009, Víctor Reviglio reveló lo que era un secreto a voces: "El establishment estaba asustado. Me vinieron a apretar para que reprimiera con violencia y yo le dije que íbamos a defender la vida de la gente". El "establishment", dice Reviglio, eran "empresarios importantes de la ciudad y a algunos dueños de medios de comunicación".
"En Rosario no hubo muertos", señaló entonces el exgobernador.

El artista plástico, profesor y militante Rubén Naranjo escribió en nombre de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) el documento "Informe de Situación", donde describe la realidad social y política de Rosario, y la represión sobre los sectores que se movilizaron en las jornadas de fines de mayo y principios de junio de 1989.
"En el hambre -único protagonista de los hechos vividos en Rosario- debe basarse cualquier análisis social válido de las acciones emprendidas por el pueblo de Rosario", escribe Naranjo en su trabajo.
"Personal de civil ocupando automóviles policiales con sus patentes cubiertas de barro y el número identificatorio cubierto con papeles pegados; automóviles particulares sin patente alguna; personal civil provisto de armamento de guerra; secuestro de personas llevados a cabo por civiles con el rostro cubierto; atentados contra ciudadanos efectuados con Itakas desde coches particulares sin patentes; allanamientos múltiples en todos los barrios con secuestro de elementos de propiedad de las familias", enumera ese documento. Gobernaba la provincia el ingeniero Félix Reviglio, y su Ministro de Gobierno - interpelado por entonces en la Cámara de Diputados a raíz de estos hechos- era Alberto Didier.

Las cifras de la represión en los días de mayo de 1989 son reveladoras: 1.500 efectivos de la Policía provincial, 300 de la Policía Federal, 4.000 gendarmes llegados desde distintos puntos del país, 400 Albatros (grupo de élite de Prefectura) y el apoyo logístico del II Cuerpo de Ejército a cargo del general Cáceres generaron a lo largo de diez días 1.500 allanamientos donde se detuvieron a 1.600 personas, entre los que se encontraban familias completas con pibes de 2 y 4 años.
Esos detenidos, remitidos a las comisarías, la Escuela de Policía y hasta a la Sociedad Rural, "fueron sometidos a apremios ilegales, simulacros de fusilamientos, presiones psicológicas diversas", consigna el informe de Naranjo, que sintetiza los resultados de ese accionar: "siete muertos, cientos de heridos con munición de plomo y de goma, más de 1.600 detenidos de los cuales 23 fueron puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional".
"Cabe agregar a esos números la tremenda cuota de terror vivida en la ciudad por la sucesión de hechos originados en el hambre, debidamente direccionados por elementos de derecha, apoyados por denuncias de funcionarios públicos que atribuyeron la magnitud de los desórdenes a la izquierda (...) y la prédica constante de los comunicadores sociales que no tuvieron prurito alguno en solicitar la implantación de la pena capital para defender el derecho a la propiedad que los hambrientos ponían en peligro", sostiene el escrito.

Aquellos saqueos de 1989 en el Gran Rosario también fueron escuela de urgencias para los habitantes de los barrios marginados: "Los saqueos de 1989 nos ayudaron a organizarnos", relatan los integrantes de más edad de la organización La Vagancia, motorizada por Claudio Pocho Lepratti desde las tripas del barrio Ludueña.
Y ejemplifican: "a nivel vecino, si uno se robaba, o saqueaba todo lo que sea café, y el otro se saqueaba todo lo que fuera galletitas, después se intercambiaba, te doy café, me das galletitas. Nos íbamos intercambiando".
La situación de movilizaciones populares, saqueos y represión obligó a adelantar el cambio de autoridades nacionales. Raúl Alfonsín entregó el gobierno a Carlos Menem cinco meses antes del final de su mandato. Fue el 9 de julio de 1989.
Argentina, tierra dolor. País con un ojo negro.


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Jorge Cadús: Es periodista. Es redactor y editor del periódico El Prensa; y columnista de varias páginas web de noticias. Forma parte del grupo fundador del Proyecto de Comunicación Alapalabra, de Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Es autor de "Postales de un desierto verde" (Tropiya ediciones, 2004); "Un tiempo ayer ceniza. Historias de la dictadura en el sur de la provincia de Santa Fe" (EMR, 2006) junto a Facundo Toscanini; "Combatiendo al capital. 1973-1976. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (EMR, 2009), en colaboración con Ariel Palacios; "La Transa. Crónicas del narcotráfico" (Grupo Editor Postales, 2015); "Los días que vivimos en peligro. La destrucción del trabajo en la región 2015/2018)" (La Chispa, 2018) y "Alcorta: La ciudad invisible" (Grupo Editor Postales, 2019). Obtuvo dos veces el Premio Ciudad de Rosario por estos trabajos. En TV fue director periodístico de "Audiencia Debida. Crónicas del sur"(2000/2002); "Estación Sur. En los rieles de la Patria" (2010/2011) y "Tercer Tiempo. El relato salvaje" (2013/2015); todos en la señal Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora. Por esos programas obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 como mejor programa periodístico; y el Premio Juana Manso 2011 por su abordaje de las problemáticas de género. Desde el año 2006 a la fecha ha dictado en numerosas escuelas de la zona charlas y talleres abiertos sobre el terrorismo de Estado en la región. En el 2011 fue distinguido con el Premio Regino Maders por su trayectoria periodística y su compromiso militante.