Crónicas

LAS COSAS TIENEN MOVIMIENTO / Jorge Cadús
POSTALES DE UNA IDENTIDAD CULTURAL

"Lo que el arte ofrece a la gente es esperanza", sostenía John Berger. Pero advertía que esa esperanza no germina de la mano de artistas solitarios, sino de una búsqueda conjunta del futuro posible en días de incertidumbre. En Alcorta, desde un movimiento disperso pero vivo, surgió un grupo de trabajadores de la cultura que desde la sala Grito de Alcorta -y con la decisión política del gobierno comunal- comenzó a rastrear esa esperanza colectiva.


TANGO NUESTRO
Con el último compás de "Alma, corazón y vida", una ovación cerrada estalló en la Sala Grito de Alcorta. Una hora larga antes, el bandoneón esquinado de Bocha Lucas, y las guitarras de José Morán y Pablo Cavacini habían abierto la senda del baile, despuntado en el abrazo musical de Ludmila Gismondi y Eber Fratocchi. Entre esos dos momentos, todo fue tango con voz de mujer.
Ivana Fortunati y Analía Angelozzi develaron parte de una identidad crecida desde historias compartidas: el barrio del romance es éste barrio; ese cielo claro y simple es éste cielo del sur: y es nuestro ese cuento que contó el abuelo, y nuestro ese tiro del final que nunca va a salir. En esas voces tan distintas, en esos modos y miradas tan personales de Angelozzi y Fortunati late una misma raíz. Allí, cada tango es nuestro tango, porque habla y vive al compás del hoy y aquí concreto.
El sábado 16 de septiembre se presentó en la Sala Grito de Alcorta el espectáculo "Tango con voz de Mujer", de la mano del dúo local integrado por Analía Angelozzi y Pablo Cavacini, y con la presencia de la cantante nacida en Alcorta, Ivana Fortunati. Un show que "se planteó como un espectáculo variado, donde por supuesto que cantamos nosotras, con tango instrumental, con baile, y con un homenaje a Remo Angelozzi; un artista que fue fundamental para Ivana, porque la alentó a cantar, y para mi, que nunca pude cantar con él", contó Analia Angelozzi a este medio. Y describió ese proceso: "con Ivana entablamos una amistad en mi trabajo. Ella es nacida en Alcorta, y tenía muchas ganas de venir a cantar acá, un entusiasmo tremendo, y empujó para que se gestione esto. Ivana canta desde los seis años, cantó en los mejores escenarios del país, ganó grandes certámenes. Es una referente de la región en el tango y parece mentira que podamos compartir el escenario".
Esas postales de una identidad musical crecida en estos arrabales -al amparo de Remo Angelozzi, para quien no faltó el homenaje en esa noche tangueada- son apenas rastros de una búsqueda.
Y son, también, la muestra más cabal de un proceso que de un tiempo a esta parte -pongamos tres, cuatro meses- ha encontrado cauce en un lugar simbólico de nuestra localidad: la Sala Grito de Alcorta.

VOCES
El domingo 17 de septiembre, la misma Sala donde resonaban todavía los ecos de la noche de tango, recibió a los participantes del Encuentro de Coros, organizado por el Grupo de Canto Sembrando Sueños, que -desde el Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales de Alcorta- coordina el músico y docente Juan Manuel Díaz. Un Encuentro de que participaron el Coro del Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales de Máximo Paz, dirigido por Leonardo Romero; el Coro Cantoras, del Taller Comunal de Acebal, con la dirección de Nora Leñini; y el Grupo de Canto Brisa Otoñal -del centro de Jubilados de Firmat- y el Coral Canto, de Carreras, dirigidos por Héctor Vigna.
Es el mismo Juan Manuel Díaz quien relata que "con el Grupo siempre cantamos, en todos lados. En escuelas, en muchos lugares donde nos invitan. Pero en esta ocasión quisimos hacer una especie de gala, organizamos este Encuentro de Coros, con todo lo que significa esa palabra. Nos encontramos, compartimos la música, nuestras historias, y lo abrimos a la gente para que pueda también cantar las canciones que presentamos. Son canciones clásicas que todos disfrutamos".
"Se ha formado un grupo estable de casi treinta personas que nos encontramos cada semana a ensayar, a charlar, a elegir las canciones en el Centro de Jubilados. Es un espacio cultural logrado para esta franja etaria de la sociedad que quedaba siempre relegado. Cuando esta idea surgió, hace ya casi siete años atrás, evidentemente había un deseo de mucha gente de participar. Después se fueron abriendo espacios básicos: un lugar físico, un docente que acompañe, y se mantiene en el tiempo, hay estabilidad. La gente sabe que en el Grupo de canto, como en otros talleres, se puede participar", sintetiza el músico y docente alcortence.

GRITO CULTURAL
Está claro que la noche de tango en una colmada sala Grito de Alcorta tiene una historia -escrita con múltiples actividades con gran respuesta de público- y un después. Y un grupo de trabajo que a partir de la decisión política del gobierno comunal de vitalizar y renovar ese espacio puso manos a la obra y elaboró un proyecto a largo plazo.
El secretario de Prensa del gobierno comunal, Gastón Vargas, describe parte de un proceso "que nació, si se quiere, el último 10 de diciembre, cuando se hizo el informe del primer año de gobierno de María Eugenia de la Fuente, y hubo en la Sala Grito de Alcorta un cierre musical con artistas locales. Algunos de quienes estamos en la Comuna afianzamos esta idea de que hay que generar espacios para nuestros artistas, y que la Sala debe tener otro movimiento. No imaginábamos todavía que podíamos llegar a este proyecto integral donde ese espacio pueda generar también un ingreso de dinero para esos artistas. Comenzamos a trabajar en esta idea con Guillermo Morales, y cuando el 27 de marzo se realizó la presentación de la Orquesta Típica del Sur, fue tomando forma".
"Cuando sale Miriam Accoroni de la Secretaría de Cultura se conforma este grupo de trabajo, donde todos venimos de alguna expresión cultural. Y lo planteamos como actores culturales, nos paramos en otro lugar. Y a partir de ahí se planificó una agenda cultural, con un espacio y un tiempo, sin parches. Y en ese camino, en las vacaciones de invierno llegó la compañía Pato Mojado, con "La Rockola"; siguió la presentación del libro "Hasta el oso con reposo", de Martín Cardinale; se proyectaron películas. Y ya fuera del ámbito de la Sala, se organizó el festejo del Día del Niño en la Plazoleta, junto con Desarrollo Social. Y ahí confirmamos esta idea que la cultura popular genera ese lugar de encuentro", puntualiza Vargas.

Trazando una agenda puntual, se presentaron en la Sala el "Tributo a The Beatles", de la mano de un grupo de extensa trayectoria, Revolver; mientras que la banda local Tabbú presentó su "Homenaje a Soda Stéreo y Gustavo Cerati". Las dos noches, alrededor de 150 personas acompañaron las propuestas musicales.
"El grupo de trabajo en la Sala está bajo la órbita de la Secretaría de Gobierno que conduce Andrea de la Fuente. Y trabajamos sin ningún tipo de condicionamiento, lo que tenemos que hacer es mover la Sala", señala Guillermo Morales. Y agrega que la condición "es que sea popular en precios, en proyecciones, en espectáculos. Y creo que captamos una necesidad, una inquietud que estaba en la comunidad. Era algo que nos faltaba para crecer como sociedad. Está bueno que se mueva todo lo que tiene que ver con el arte, que haya un espacio para eso".

Otro de los integrantes del Grupo de Trabajo, el músico Pablo Cavacini, señala: "venimos llevando muchos espectáculos, con buena convocatoria. Hay una inversión del gobierno comunal en distintos materiales; y hay mucho trabajo, sobre todo de Guillermo Morales, para que la sala cuente hoy con un sonido de calidad. Y a medida que vamos haciendo espectáculos queda una ganancia para comprar elementos para el sonido. Dentro de la entrada popular de $100, un 60% queda para los músicos, un 12% se destina a pagar Sadaic, y un 28% queda para mantenimiento y compra de insumos de la Sala".
"Queremos afianzar la idea de saber que siempre, los fines de semana en Alcorta hay algo: un espectáculo musical, cine, o alguna otra actividad", dice Cavacini.
Pero el circuito pensado no termina con el aplauso final. Es Guillermo Morales quien agrega que "desde un tiempo a esta parte sumamos un beneficio más: con la entrada tenés descuentos en varios locales gastronómicos de la localidad, o distintas promociones de firmas que auspician estos espectáculos. Es una iniciativa que da otra vida a Alcorta, porque el recorrido no termina en la Sala, termina cenando o tomando algo en un bar".

POLÍTICAS Y PLAZOS
Más allá de la docena de espectáculos de gran factura y mejor respuesta de público, Guillermo Morales marca los desafíos que se vienen: "lo más difícil es sostener un proyecto en el tiempo. Esto es cíclico, creo que vamos a mostrar las actividades de Alcorta y de la región, y seguramente va a llegar un momento en que vamos a ponernos repetitivos, y entonces habrá que trabajar de otra manera. Hay que pensar en abrir a otras disciplinas artísticas más allá de lo musical, y mantener la Sala en movimiento. En otro momento, para traer una murga tenías que pagar un sonido por afuera, hoy nos encontramos con una Sala que tiene un sonido propio, y con alquilar sólo algunos elementos se puede hacer", dice. Y sintetiza con precisión el corazón del asunto: "que Alcorta mantenga un espacio, más allá de los cambios de gobierno, que sea una usina de cosas que tenga que ver con la cultura de nuestro pueblo y la región".
Para Morales, "por primera vez hay una decisión política de contar con un espacio así, que la Sala se ponga en marcha. Ahora hay que hacer un esfuerzo para mantenerlo. Como músicos siempre pedimos que haya condiciones para trabajar. Bueno, ahora están las condiciones, tenemos que generar nuestras propias cosas. Ahora depende de los productores, los músicos, de todos los que tenemos que ver con esto". En forma paralela, Gastón Vargas advierte también que "se trabaja mucho, nos reunimos todos los martes a las 9 de la noche, y estamos hasta las dos de la mañana. Y está bueno aclarar también que Andrea de la fuente cobra su sueldo como secretaria de Gobierno, yo cobro como secretario de Prensa, pero en Cultura no hay sueldos extras. Guillermo Morales, Pablo Cavacini y Liliana Laurenti no cobran un peso por este trabajo. Y eso tiene que ver con una idea de la práctica política, y de las políticas públicas ligadas al ámbito cultural en una comunidad".

LO QUE VENDRÁ
La Sala Grito de Alcorta se enmarca en un movimiento cultural que -todavía disperso y errante- busca su propia identidad local. Un mapa que cruza las rutas de las escrituras, las canciones, los talleres, y que es difícil reunir en una sola crónica. Porque dejando llevar por ese mapa en un recorrido disperso, uno puede encontrarse con Matías Goyoaga presentando "Y por qué no", una novela autorreferencial; o con Alejandra Geraci diciendo sus poemas reunidos en "Negra divinidad"; o compartir con el periodista Carlos del Frade el puñado de historias que van poblando su "Geografía narco 2. Narcotráfico, Poder y Esperanza". En ese mismo mapa, seguramente se puede tropezar uno con los libros del Grupo Editorial La Chispa, en camino de convertirse en Cooperativa de Trabajo, que a los autores locales Adriana Tuffo y Pedro Prece ha sumado la re-edición de un clásico de la historia regional, "Radiografía de Villa Constitución en tres placas", de Santiago Lischetti; al tiempo que trabaja en la salida de tres libros de autores regionales. O juntarse con músicos, intérpretes y sonidistas para la llegada a la localidad del Instituto Nacional de la Música (Inamu), aportando toda la información para los músicos independientes en relación a su obra.
Uno puede pegarse una vuelta por el Museo Comunal, enfrascarse en largas tenidas con la Agrupación Amigos del Museo, disfrutar de la Exposición de fotos sobre la vida de Eva Perón o la Muestra itinerante "Quién le pone puertas al campo"; o adivinar en las pinturas de Marcelo Gonella ese "Punto de Partida" que convocó al artista para la vuelta al terruño.
En el camino, estallará la risa con las puestas de la Agrupación de teatro de la Goma Espuma -una risa franca que no evade la crítica mordaz-; y si muerden las ganas se despunta el vicio en los talleres de teatro de Nicolás Cefarelli.

En ese repaso a vuelo de pájaro perdido, es necesario detenerse un rato largo en ese proceso vivo de enseñanza y aprendizaje, que es la música: en Artmonía, en los Talleres del Galpón, en clases particulares, esa potencia que late desde agosto del año 2015 en la Escuela Orquesta Alcorta, una iniciativa del gobierno provincial que ya ha hecho carne en nuestra localidad, a fuerza de un grupo consolidado de pibes y pibas entre 8 y 12 años que multiplica los ritmos del cancionero popular. Canciones que surgen como fueguitos avivados por la emoción del acorde encontrado, de la nota dada en tiempo justo.

Ese movimiento cultural errante, esa identidad que balbucea su manifiesto fundacional, ha encontrado un espacio de fuerte raigambre histórico-social: la recuperada Sala Grito de Alcorta.
Al cierre de esta nota queda por delante un octubre donde la música y el arte sigue tomando los cuerpos, tendiendo brazos, generando encuentros: la murga de estilo uruguayo parida en Bigand, Ladrones de Sonrisas, el domingo 1 de octubre; y la presentación de Roberto Beliera, el sábado 14 de octubre.

"Lo que me desvela, y es en lo que hay que trabajar, es en fortalecer esta idea que la Sala le pertenece a todo el pueblo, y hay que armar cosas para todo el pueblo. Cuando logremos eso, más la continuidad en el tiempo, podremos decir que el laburo está hecho. Pero estamos recién empezando, tres meses es poco tiempo. La decisión está, y estamos yendo para adelante", dice Guillermo Morales.
Y el cronista recuerda que hace ya un par largos de años, el artista plástico, crítico de arte y escritor John Berger advertía: "no creo que el arte pueda cambiar la sociedad. Sin embargo, creo que muy a menudo lo que el arte ofrece a la gente es esperanza. Y cuando las personas tienen esperanza surge en ellas el coraje necesario para resistir, y para luchar por una vida mejor. O por una vida menos mala, o para luchar contra la injusticia, o para ser solidarios unos con otros en lugar de masacrarse".
"Todos estos impulsos, que florecen en las personas, transforman la esperanza en fuerza. Y creo que el arte es una de las fuentes de esperanza", sostenía Berger.
Así sea.


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Jorge Cadús: Es periodista. Es redactor y editor del periódico El Prensa; y columnista de varias páginas web de noticias. Forma parte del grupo fundador del Proyecto de Comunicación Alapalabra, de Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Es autor de "Postales de un desierto verde" (Tropiya ediciones, 2004); "Un tiempo ayer ceniza. Historias de la dictadura en el sur de la provincia de Santa Fe" (EMR, 2006) junto a Facundo Toscanini; "Combatiendo al capital. 1973-1976. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (EMR, 2009), en colaboración con Ariel Palacios; "La Transa. Crónicas del narcotráfico" (Grupo Editor Postales, 2015); "Los días que vivimos en peligro. La destrucción del trabajo en la región 2015/2018)" (La Chispa, 2018) y "Alcorta: La ciudad invisible" (Grupo Editor Postales, 2019). Obtuvo dos veces el Premio Ciudad de Rosario por estos trabajos. En TV fue director periodístico de "Audiencia Debida. Crónicas del sur"(2000/2002); "Estación Sur. En los rieles de la Patria" (2010/2011) y "Tercer Tiempo. El relato salvaje" (2013/2015); todos en la señal Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora. Por esos programas obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 como mejor programa periodístico; y el Premio Juana Manso 2011 por su abordaje de las problemáticas de género. Desde el año 2006 a la fecha ha dictado en numerosas escuelas de la zona charlas y talleres abiertos sobre el terrorismo de Estado en la región. En el 2011 fue distinguido con el Premio Regino Maders por su trayectoria periodística y su compromiso militante.