Crónicas

EL SUEÑO COLECTIVO INCONCLUSO / Carlos Del Frade
LAS VENAS ABIERTAS DE LA REGIÓN

Sueñan las pibas y los pibes de los barrios de cada pueblo y ciudad santafesinos con gambetear los límites impuestos. Sueñan los pibes de Alcorta, de Máximo Paz, de Carreras, de Juncal, con sus propias fiestas, donde puedan bailar hasta que salga el sol, sentir que eso llamado felicidad también les corresponde simplemente por el hecho de ser, nada menos y nada más, que seres humanos.
Para ellas, para ellos, muchas veces no hay certezas, sino angustias planificadas desde el centro de las ciudades o más allá -incluso- de las fronteras de la propia provincia de Santa Fe.
Las fiestas en estos arrabales siguen siendo la confirmación de la celebración del capitalismo. Siguen siendo la expresión de la felicidad de los muy poquitos a quienes el sistema les permite alcanzar sus sueños. Mientras tanto, del otro lado de la fosa de la cancha grande de la realidad, miles y miles de pibas y pibes santafesinos siguen intentando la gambeta a los violentos guadañazos de la exclusión cotidiana.


QUEBRACHO Y COCAÍNA
La escena tiene lugar en una aristocrática gran casona inglesa en la que funciona la oficina de las colonias. Un grupo de agentes de la corona debaten sobre la necesidad de seguir explotando los recursos naturales en distintos países del mundo que consideran suyo. Exterminaron el quebracho colorado en Santa Fe, República Argentina, y ahora irán por la mimosa, en Sudáfrica. El mas sonriente y experimentado de los hombres de su graciosa majestad dice entonces que el misterio de gobernar países ajenos es, por sobre todas las cosas, controlar sus puertos, sus medios de comunicación, el transporte y sus fuentes de energía. Es una notable enseñanza de la historia de cualquier pueblo del tercer mundo. Es el principio de la película "Quebracho", de los años setenta.
Cuarenta años después, el gobierno de Mauricio Macri, a través de diferentes resoluciones publicadas en el Boletín Oficial de la República Argentina, generó el achicamiento del Servicio Nacional de Sanidad Animal y Seguridad Agroalimentaria (SENASA), el apagón estadístico de la Aduana Nacional por lo que ya no se sabe qué se importa y tomó la decisión de importar carne de Estados Unidos provocando la incertidumbre en por lo menos 40 mil trabajadores que viven de este mercado.
El retiro del Estado de los controles de lo que entra y sale por las bodegas de los barcos afecta la seguridad y la salud de la población y favorece en miles de millones de pesos a las multinacionales que manejan las exportaciones con el decidido apoyo del gobierno.
Mientras eso ocurre a nivel portuario, la mayoría de las noticias alimentan el gran negocio del bipartidismo, ahora disfrazado de grieta y nacionalización de polarización, sin que haya discusiones vitales sobre lo que pasa con el patrimonio de las grandes muchedumbres argentinas.
A veces, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, repite que le están ganando la batalla al narcotráfico. Una verdadera falsedad.

Como consecuencia de esa deliberada y estudiada ausencia de los controles estatales de los puertos argentinos, la información vino de la policía de Ontario, Canadá: "Una tonelada de cocaína oculta en un cargamento de bloques de cemento que simulaban rocas, enviado desde la Argentina, fue decomisada en Canadá. La droga fue transportada por vía marítima en varios contenedores hasta el puerto de Montreal e iba a ser distribuida en la provincia de Ontario.
Según consignó la agencia de noticias EFE, el subdirector de la Policía Provincial de Ontario (PPO), Rick Barnum, afirmó ayer durante una conferencia de prensa que aunque la droga llegó a Canadá desde la Argentina "hay, claramente, conexiones con México y los carteles mexicanos". Hace dos meses, un cargamento de 372 kilos de cocaína oculto en dos bobinas de acero había sido secuestrado en el puerto de Montreal, al que llegó desde México. Había sido enviado por la misma banda investigada por el hallazgo de dos toneladas de esa droga en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca y en Luján de Cuyo, Mendoza. En esa provincia la droga estaba en el galpón de una empresa que iba a exportar piedras a Canadá", sostuvieron los medios de comunicación en la última semana de agosto de 2017.

Durante el año 2016, la Argentina había incautado algo más de cinco toneladas de cocaína. Ahora, en un solo cargamento, salió el veinte por ciento de esa producción.
El narcotráfico goza de muy buena salud también durante la administración del ingeniero Mauricio Macri. Entre otras cosas porque se repite la matriz de la que hablaba aquella secuencia de la película "Quebracho". No hace falta mezclarse en los problemas cotidianos de administrar un país para hacerlo dependiente ni cambiarle la bandera, alcanza, simplemente, con manejarle sus puertos.
La Argentina que importa carne de cerdo de Estados Unidos, es la misma que exporta una tonelada de cocaína, mientras se amplían los beneficios políticos y económicos del negocio de la grieta a partir del voto popular.

MAITE Y LA VUELTA DEL FÚTBOL
Mientras las grandes empresas que manejan la cabeza de los argentinos a través de los medios de comunicación celebraban el regreso del fútbol, del inicio de la "superliga", por la que millones pagarán un abono mensual, garantizando ganancias exorbitantes a cambio de conciencias goleadas; en los arrabales rosarinos, allí donde surgieron fenomenales jugadores de la pelota que llegaron a las distintas selecciones, un arco levantado en un páramo de tierra se cayó encima de Maite Jazmín, de solamente ocho años, arrancándole la vida.
Dicen los diarios de la región que "el desgraciado hecho sucedió esta nochecita (miércoles 23 de agosto) en Teniente Agneta y Casilda, de la zona noroeste, cuando, de acuerdo a las primeras informaciones, Maite Jazmín Pérez, de 8 años, estaba jugando con sus amigos en un arco de una canchita que hay en ese lugar, cuando el mismo se le cayó encima dejándola inconsciente, en un hecho que conmocionó al barrio", apuntaron. "El golpe le provocó un fuerte traumatismo de cráneo, que es la causa de su fallecimiento. Una vez conocido el hecho, un móvil del Sies llegó al lugar y constató que la pequeña tenía un traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento. La trasladaron rápidamente al Hospital de Niños "Víctor J. Vilela", pero no pudieron evitar que la pequeña perdiera la vida", agregaron las fuentes periodísticas.
Allí, en ese punto de barrio Ludueña, geografía en la que anduvieron Claudio "Pocho" Lepratti soñando "un mundo donde quepan todos los mundos", y el extraordinario cura de los empobrecidos, Edgardo Montaldo, multiplicando panes y peces; allí, peleando contra las bandas narcopoliciales, la pibada y la militancia social van levantando esperanzas cotidianas, como un club, justamente, llamado "Club Montaldo".

Una de esas inquebrantables e imprescindibles militantes de toda la vida, Liliana Leyes, escribió a propósito de Maite, el arco derrumbado y la historia de dolor y amor que puebla ese momento del mapa rosarino: "No se puede predecir la vida, tampoco la muerte. Los sueños del club Edgardo Montaldo se fueron concretando, con mucho esfuerzo, sacrificio, en un duro contexto social que es atravesado por la diaria. Este año por fin se ven concretados los viajes de interclubes, los torneos, la cancha cerrada y por fin las luces, que en medio de tantas carencias dan luz e iluminan la esperanza a tantxs. Ahora todo ronda alrededor del juego, cambió la dinámica del barrio. Maite era la hermanita menor de Kevin, tenía 8 años y tuvo que conocer el dolor, la pérdida...Cuesta explicar, es imposible entender cómo hoy del juego pasó a perder su vida. Jugaba, se reía... y fue un segundo en que el arco cayó sobre su cabeza… Siempre decimos que hay que seguir andando... esta noche cuesta, pero hay que seguir nomás. Ahí están su familia, lxs vecinxs, lxs pibes, y hay que seguir", dice Liliana, sabedora que ella estará allí, siempre, en el lugar que la necesiten.

En medio de la celebración del negocio de las minorías que privatizaron la pasión de las mayorías, el arco caído sobre el cuerpito de Maite marca las distancias reales entre los que pueblan de diferentes maneras la cancha grande de la historia argentina.
Si tal vez existiera un ministerio de Deportes y no una secretaría que solamente bendice el negocio que producen las élites; si acaso hubiera un estado atento a lo que realmente ocurre con los juegos de las niñas y los niños, ese arco no se habría caído y Maite seguiría jugando y riendo.

Pero lo que realmente existe es el negocio amparado por gobiernos que garantizan la concentración de riquezas en unos pocos y la obligación de pagar para tener acceso a noventa minutos de identidad futbolera. Pero también existen miles de Liliana que insistirán para cambiar las reglas de juego para que, alguna vez, los que están afuera del negocio de pocos, ganen definitivamente en estos arrabales del mundo.

LAS ESCUELAS Y EL PRESENTE
"Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, más que mía de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que creí bueno, y coronada la perseverancia con el éxito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporción de mi país y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimación de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codicié, porque era bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendrá en política es la que yo esperé y no deseé mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro país, aseguradas las instituciones y surcado de vías férreas el territorio, como cubierto de vapores los ríos, para que todos participen del festín de la vida, de que yo gocé sólo a hurtadillas", escribió Domingo Faustino Sarmiento, antes de morir el 11 de septiembre de 1888. Fecha que, con el tiempo, se convertiría en el día del maestro.
A casi ciento treinta años de la muerte de Sarmiento, las escuelas, las maestras y los maestros son testigos de un país donde el "festín de la vida" no parece ser lo cotidiano para las hijas y los hijos del pueblo.

"Los Stivenson" disputan el territorio con "Los Cuatreros". La vía del ferrocarril divide las trincheras. Es un barrio muy populoso del Gran Rosario. Antes las peleas eran a piedrazos, ahora, muchas veces, aparecen tiros. Son pibes que no superan los veinte años. E incluso apareció una nueva pandilla, "los caucho" y que son más chicos en edad. Ahora, en pleno siglo veintiuno, en esa geografía que alguna vez fue obrera, los valores son otros, distintos. En los tiempos que corren, si manejan drogas y armas tendrán respeto y arrastre con las chicas. Por eso la lucha es por algo más que dinero. Sin embargo, dicen, los que los conocen, que respetan la escuela. Que adentro del edificio no hay broncas y que, incluso, aceptan reglas de juego claras. Misterio del respeto que todavía generan las profes y los maestros en su porfiada obstinación de cada día. En la escuela las reglas son otras y la pibada la quiere. Quiere a la escuela.
Pero cada vez es mayor la profundidad y la democratización del narcotráfico. En una plaza San Martín, nombre por excelencia que se aprehende de muy chicos en la Argentina, la pibada de una ciudad cercana a Rosario dejó de llamarla así. Debe ser muy poderoso el símbolo para que San Martín quede desplazado. Es un nombre pesado en nuestra cultura. Sin embargo, en ese punto del mapa, San Martín ya no se nombra. Ahora, la muchachada decidió llamar a la plaza, como "la plaza blanca", para identificar el lugar donde es sencillo y cotidiano acceder a la cocaína

En los últimos dos años, las raciones de comida aumentaron por lo menos al doble, dicen las maestras y los maestros que inventan gambetas para hacer que el dinero no se termine antes de enfrentar las necesidades. Las más chiquitas, los más chiquitos, repiten la comida incluso los días lunes, algo que no solía ocurrir. Y que, por otro lado, las mamás y los papás se arriman a la puerta de las escuelas para ver si ellos también pueden recibir alguna ración, si sobra algo para llevarse a casa.
También aumentaron las chicas y los chicos golpeados. Los maltratos crecieron a medida que crecieron las raciones de comida. Hay lista de espera para el psicólogo que trabaja para la escuela, cuentan las maestras que desde hace años ponen el cuerpo y el alma en esos lugares que hacen mucho más que enseñar a sumar y restar, a escribir y leer.
El busto de Sarmiento siempre aparece en las escuelas de los ex cinturones industriales de las principales provincias argentinas. Su gesto duro es inconfundible. "Para tener paz en la República Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales... para eso necesitamos hacer de toda la república una escuela", escribió el protagonista de esos bustos.

Allí está, en patios, galerías o en aulas. Huella de un proyecto que tiembla ante los embates de una realidad que todos los días parece más dura dentro de las aulas.
Pero allí están ellas, allí están ellos.
Maestras y maestros que siguen poniendo ternura, pasión y atención a lo que dicen y hacen miles y miles de pibas y pibes que intentan saber si la palabra futuro tiene gusto dulce o rancio.
En las escuelas, sea como sea, todavía reside el sueño colectivo inconcluso de la noble igualdad.


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Carlos Del Frade: Escritor, periodista y docente. Nació en Rosario en 1963. Autor, entre una treintena de trabajos, de "Postales del ex-cordón industrial del Gran Rosario"; "La iglesia y la construcción de la impunidad"; "Desaparecidos desocupados"; "El Rosario de Galtieri y Feced"; "Santa Fue, una provincia robada"; "Matar para robar"; "Ciudad blanca, crónica negra"; "Central Ñuls, la ciudad goleada" y "Perón, la Triple A y los Estados". Fue director periodístico de Radiohistorias (Radio Universidad Rosario) y La Voz del Grillo" (Televisión Regional de San Lorenzo). Es redactor de la Agencia de Noticias Pelota de Trapo y de las revistas El Vecino y El Eslabón (Rosario) y Prensa Regional (Alcorta). Entre otros premios, obtuvo en varias oportunidades el Martín Fierro por su labor en radio; y en el 2005 recibió el Premio Nacional Arturo Jauretche por su labor en los medios de comunicación. En el año 2015 fue electo diputado provincial por el Frente Social y Popular, cargo para el que fue reelecto en el año 2019.