Crónicas

DEL SUSURRO AL GRITO / Ariel Palacios
ALCORTA: UNA MAREA VERDE

El viernes 3 de agosto de 2018, en la Biblioteca Popular de Alcorta, a sala colmada y con fuerte participación de jóvenes, se desarrolló una charla abierta sobre uno de los temas más discutidos y movilizadores de los últimos tiempos: la interrupción voluntaria del embarazo. La actividad contó con la presencia de militantes, profesionales de diversas áreas y funcionarios públicos, lo que posibilitó encarar la cuestión desde distintos ángulos. Más allá de leyes y votaciones, la discusión en torno a la interrupción voluntaria del embarazo confirmó la fuerza de un movimiento que, desde el feminismo, sacudió las estructuras de la política tradicional, abarcó el país y expuso la tensión latente entre poder, sexo y derechos. Lejos de agotarse, el debate sigue abierto.


LLEGAR PARA QUEDARSE
El viernes 3 de agosto de 2018, en la Biblioteca Popular de Alcorta, a sala colmada y con fuerte participación de jóvenes, se desarrolló una charla abierta sobre uno de los temas más discutidos y movilizadores de los últimos tiempos: la interrupción voluntaria del embarazo. La actividad contó con la presencia de militantes, profesionales de diversas áreas y funcionarios públicos, lo que posibilitó encarar la cuestión desde distintos ángulos.
Tomaron la palabra Viviana Della Siega (Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito); Gabriela Sosa (subsecretaria de Políticas de Género de la Provincia de Santa Fe); Sofía Botto (coordinadora de Mumalá, Mujeres de la Matria Latinoamericana); Ana Clara Ferreyra y las doctoras en Medicina Flavia Leguizamo y Celeste Alarcón Loizaga (Red de Profesionales por el Derecho a Decidir); y las abogadas Angie Rodríguez y Yamila Firpo. El encuentro fue organizado por un colectivo de agrupaciones, conformado por la Agrupación Vecino, Ni Una Menos Alcorta, Mumalá Alcorta, Cultura en Movimiento, Movimiento Evita Alcorta, y Libres del Sur, al que se sumó la institución que ofició de lugar de reunión.
Más allá del resultado en la Cámara de Senadores de la Nación, que en la madrugada del 9 de agosto marcó el rechazo al proyecto de ley sobre la temática, la jornada fue una muestra más de lo que ocurre a nivel país. Y esto es una demanda que está muy lejos de apagarse, porque su base de sustentación es el interés genuino de un movimiento que trasciende las estructuras políticas tradicionales, y que confirma modos de organización, participación y movilización sorprendentes. De la mano del feminismo, algo nuevo y desafiante llegó para quedarse.

LA LARGA MARCHA
Los reclamos en torno a la interrupción voluntaria del embarazo tienen ya un tiempo, pero lo novedoso del asunto son la visibilidad e impacto que alcanzaron. Trazando una historia de esa lucha y de sus símbolos, Viviana Della Siega contó: "el pañuelo verde se usó por primera vez en la marcha del 2003. Pañuelo, por la referencia de la lucha de las Madres con su pañuelo blanco, y además hay un antecedente de uso del pañuelo en los años '40, cuando las mujeres peronistas hicieron una campaña del pañuelo para exigir el voto femenino. Y verde por esta idea de que el verde es vida. A partir del lanzamiento de la campaña se empezaron a multiplicar acciones en distintas ciudades, y la campaña fue creciendo: de aquellas 70 organizaciones que éramos, hoy somos más de 800. Logramos una articulación con el movimiento de Derechos Humanos, y fuimos extendiendo la campaña en articulación con sindicatos, agrupaciones estudiantiles, partidos políticos, universidades".
"Lo que realmente la campaña logró, con mucho trabajo, con mucha transversalidad, con mucha discusión interna, es poner el tema de la interrupción legal del embarazo desde la agenda de las mujeres a la agenda de la salud pública, de la justicia social, de la democracia, y eso ha sido un trabajo arduo en estos años", completó Della Siega.
Por su parte, Sofía Botto agregó: "este es el camino que nosotras venimos llevando, y quiero hacer hincapié en cuáles son los lugares en los que fuimos ganando. Ganamos en la calle, en las nuevas generaciones, en la juventud y logramos un cambio cultural que no tiene maneras de retroceder. Estamos en un momento histórico en donde queremos honrar la vida de esas mujeres, que son miles, que se murieron en los abortos clandestinos".

PODER, SEXO Y DERECHOS
El tema que motiva estas líneas es mucho más profundo y complejo que una disputa por sí o por no en torno a una ley. Cuestiones como el poder, el sexo y los derechos son parte de una honda discusión, que Viviana Della Siega sintetizó en estos términos: "no se trata sólo de la interrupción de un proceso de reproducción biológica: no es sólo el aborto. Estamos hablando de la interrupción de un proceso de reproducción social y cultural. Históricamente, el cuerpo de las mujeres se pensó como un cuerpo que debe ser dominado, tutelado". Y puntualizó: "siempre se ha pensado a las mujeres como un ser inferior. Esto es el patriarcado, un sistema social de superioridad de lo masculino sobre lo femenino. La penalización del aborto es uno de los últimos bastiones del patriarcado, porque cuestiona el status social de la mujer, su autonomía. Y su poder de decisión para decidir sobre su propio cuerpo pone en cuestionamiento el lugar que históricamente le ha dado el patriarcado, que es el lugar de la reproducción biológica y de la familia".
¿Qué tanto pesa lo económico en este debate, ante la posibilidad de una intervención pública que garantice una atención con todas las de la ley? Según Gabriela Sosa, "estamos discutiendo con poderes económicos fundamentales, que son los que están detrás de estas clínicas que hacen lobby, o que tienen la capacidad de hacer, en los grandes medios, una solicitada presionando a los senadores de la provincia de Santa Fe. También hay una disputa muy fuerte con sectores de la Iglesia, pero eso es histórico. Lo que sí se hace evidente es que aparecen poderes económicos interesados en que no logremos este derecho, por lo que económicamente implica que el aborto siga en la clandestinidad".
En la opinión de Ana Clara Ferreyra, "es importante que se legalice. Tiene que ver con homogeneizar y obligar a todas las provincias que cumplan con la garantía de este derecho, con la medicación. Por eso es necesario que se despenalice, y que se legalice para que se pueda obligar a todos los gobiernos a garantizar abortos en forma segura como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud".
"Esto es irreversible, ya está, hay algo que ya sucedió. Empezamos a hablar, a mostrar que el aborto existe. Sin dudas las leyes terminan siendo la caja de resonancia de lo que empujamos desde las luchas populares", consideró Ferreyra.
A modo de conclusión acerca de este proceso que -quizás- sorprendió a propios y extraños, y que recoge antecedentes de luchas de décadas, o de experiencias recientes como el Ni Una Menos, Viviana Della Siega sostuvo: "hemos ganado una batalla cultural, porque sacamos el aborto del susurro y lo transformamos en un grito".


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Ariel Palacios: Escritor y periodista nacido en Alcorta en 1973. Es licenciado en Comunicación Social (UNR, 2002). Colaboró con el Instituto Gino Germani (Facultad de Ciencias Sociales, UBA) en una investigación sobre el impacto de las políticas de los años 90 en los pueblos rurales de la pampa húmeda. Desde el año 1997 dirige la Revista Postales (Alcorta), y es redactor del periódico Prensa Regional. En televisión, obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 por "Audiencia debida. Crónicas del sur" (Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora); y el Premio Juana Manso 2011 por "Estación Sur", en las mismas emisoras. En 2003 publicó "Historias a campo traviesa. Sangre, soledades y fuegos en la Argentina rural" (Tropiya / UNR Editora) y en 2009 "Combatiendo al capital. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (Editorial Municipal de Rosario), en co-autoría con Jorge Cadús.