Crónicas

LA DESTRUCCIÓN DEL TRABAJO / Jorge Cadús
UN PUESTO LABORAL MENOS POR MINUTO

"Y no me puedo enderezar, y estoy parado. Nací para trabajar, y no hay trabajo…" escribió sobre finales de la década del '80 Roque Narvaja. La canción, titulada simplemente "Mienten", fue popularizada por Juan Carlos Baglietto cuando los '90 se instalaban a puro despido y cierre de fábricas en estos arrabales. Una postal reformulada en los tiempos de la Alianza Cambiemos: el menemismo recargado de Mauricio Macri que multiplica las manos deshabitadas. En 35 de los 36 meses del ciclo macrista hubo caída en la ocupación, sobre todo en la industria, donde se destruyó casi el 10% de los puestos que existían en diciembre de 2015. A lo largo de los últimos doce meses se perdieron 119.500 empleos registrados. Si se contemplan los días por jornada laboral (8 horas), la destrucción del trabajo es brutal: 62 puestos por hora laboral, algo así como un trabajador o trabajadora despedidos por minuto. Un breve repaso por los conflictos abiertos a lo largo y ancho del país en el inicio del nuevo año pone de manifiesto la profundización de un proceso sistemático de destrucción de lo que queda de trabajo formal, y su impacto profundo en los márgenes desordenados de la informalidad laboral.


LA MALARIA
Omar Sosa tiene 67 años. El hombre es oriundo de Venado Tuerto, sur profundo de una Santa Fe que, alguna vez, se soñó invencible.
En septiembre último, Omar –que ya está jubilado- volvió a su ciudad desde Bandera, en Santiago del Estero, donde había recalado en busca de la changa y el mango cotidiano.
Se sabe: son días de intemperie, de saqueo y miseria planificada.
Omar –que sabe de tiempos duros, y largos- estacionó su camioneta Chevrolet en la rotonda de Venado Tuerto, en ese exacto corazón del cruce entre las dos rutas (la 8 y la 33) que atraviesan la ciudad, ubicó a pocos metros una baliza, escribió con tiza y a buen pulso un cartel, lo apoyó en la camioneta y se decidió a espantar a puro empuje la malaria. El cartel dice: "Busco trabajo en general. Campo o estancia. Tractorista, sembrador, feed loot, etc. Con referencia".
"Y no me puedo enderezar, y estoy parado. Nací para trabajar, y no hay trabajo…" escribió sobre finales de la década del '80 Roque Narvaja. La canción, titulada simplemente "Mienten", fue popularizada por Juan Carlos Baglietto cuando los '90 se instalaban a puro despido y cierre de fábricas en estos arrabales. Una postal reformulada en los tiempos de la Alianza Cambiemos: el menemismo recargado de Mauricio Macri que multiplica las manos deshabitadas.
Un breve repaso por los conflictos abiertos a lo largo y ancho del país en el inicio del nuevo año pone de manifiesto la profundización de un proceso sistemático de destrucción de lo que queda de trabajo formal, y su impacto profundo en los márgenes desordenados de la informalidad laboral.

SIN COSTURA
La textil SportTech SA, radicada en Villa Lynch, partido de General San Martín, despidió a sus 120 empleados, después de varios meses de conflicto. La firma trabajaba con las multinacionales Nike, Adidas y Puma; y al menos 120 empleados de los sectores de costura, transfer, corte, administración y personal jerárquico se encuentra en estado de alerta. Si bien la fábrica presentó un pedido de quiebra en diciembre, la feria judicial paralizó la medida, mientras los operarios exigen que se les pague el retroactivo del aumento de abril, mayo y junio que se les adeuda, los sueldos del mes de diciembre, vacaciones del período 2018, el bono y el aguinaldo completo.
El sector textil, profundo jaqueado por las políticas económicas de la Alianza Cambiemos, registró la sangría de 17.000 puestos de trabajo entre los años 2015 y 2018. La cifra, contundente, fue brindada por la Fundación Pro Tejer, que señala también que "el nivel de actividad es cada vez más grave, lo tenemos muy monitoreado y cada vez el sector está peor. Si se compara el tercer trimestre de 2018 con el mismo período de 2011, la caída en el sector textil es del 37% y de 33% en el de indumentaria. Es la debacle del ciclo de producción de la cadena", explica Ariel Schale, director ejecutivo de Pro Tejer. Las causas son concretas, y son políticas: apertura indiscriminada de las importaciones, aumento de costos locales y retroceso de las ventas en el mercado interno.
Los números, concretos, fríos, marcan la profundidad de la crisis: en septiembre de 2015 existían más de 115.000 puestos de trabajo formales en la actividad, mientras que durante el año 2018 la cifra disminuyó a 98.000 empleados registrados. Eso sin contar el impacto sobre lo informal.

EL PAN NUESTRO
Envuelta en una profunda crisis por las muy elevadas tarifas y la caída del consumo, la Federación Argentina de Industrias de Pan (Faipa) anunció "el estado de emergencia nacional de las panaderías de todo el país por no poder afrontar el pago de los servicios de luz, gas y agua; por la agobiante presión tributaria; y la dolarización de las materias primas"; en un contexto que produjo el cierre de más de 200 locales en el año 2018. "Si esta situación persiste, nuestra industria tomará medidas restrictivas, las cuales en muchos casos derivará en el despido de personal a nuestro cargo, haciendo responsable al Estado de este conflicto", ampliaron desde la organización empresarial.
En forma paralela, las pequeñas y medianas empresas del sector alimenticio de la provincia de Córdoba advirtieron que están produciendo un 35% por debajo de su capacidad; y –en sintonía- el Sindicato de la Industria de la Alimentación (STIA) ya alertó por posibles cierres de empresas y despidos en el sector. "Una decena de empresas podría reducir horas de trabajo y llamar a procedimientos preventivos", sostienen desde el gremio, donde "avizoran este panorama para los meses de febrero y marzo, a partir de la caída productiva".
A su turno, los dirigentes del Sindicato de Empleados de Comercio de San Juan expresaron que el 2018 "fue un año muy difícil y duro por lo que por muchos factores, el sector sufrió el cierre de un número importante de comercios en el microcentro". La sangría incluyó "entre 200 y 300 trabajadores despedidos sin causa, lo cual preocupa en gran manera", sostuvieron desde el gremio".
En el mismo mapa de caídas y ausencias, dos espacios emblemáticos se vieron obligados a bajar las persianas: el restaurante Los Maizales, ubicado en el barrio porteño de Caballito, cerró sus puertas, con 80 trabajadores que quedan en la calle; al mismo tiempo que a través de un comunicado en las redes sociales, los dueños de Los Compañeros -histórico bar porteño ubicado en Avenida Belgrano al 100- relataron que "este bar cerró sus puertas, gracias Mauricio Macri". Al lado, habían escrito y tachado "HDP". Por el cierre, doce personas quedarán en la calle.

DESCALZOS POR LOS CAMINOS
La industria de la madera, junto con la textil y el calzado, han soportado el peor impacto de las políticas económicas de la Alianza Cambiemos. En el sector calzado, sólo en los dos últimos años se cayeron entre 6.000 y 7.000 puestos laborales en todo el país, por despidos, retiro voluntario o distracto de personal.
El sector en Santa Fe reúne alrededor de 1.200 trabajadores, con el 70% de las empresas concentradas en Rosario, y con polos productivos importantes en Arroyo Seco y Acebal.
Dentro de la torta nacional, la provincia representa el 30%, superando incluso a Córdoba. En ese marco, sólo en Santa Fe se perdieron alredeor de 500 puestos laborales. Firmas como Grimoldi en Arroyo Seco -que pasó de 260 trabajadores a 120- o Wyler´s, en Alcorta – la producción cayó de 1.000 pares por día a menos de 200; mientras que la cantidad de operarios se derrumbó de 150 a una treintena- la cantidad de operarios se derrumbó de 150 a una treintena- son emblemáticas de una situación que tiene distintas variables, pero que acusa a la devaluación, los tarifazos, la falta de acceso al crédito y la apertura indiscriminada de importaciones como factores determinantes.
En ese sentido, las importaciones de calzado treparon 80% en los dos últimos años. La cifra es contundente: ingresan al país un promedio de 4.000 pares de calzado por hora.

SOBRE LOS MUEBLES
La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) describe en su informe anual un panorama sombrío: según su relevamiento, el 78,3% de las empresas del sector vio caer la producción en el año 2018. Al mismo tiempo, el 35% de las firmas redujo su dotación de personal.
La encuesta que llevó adelante la entidad a través del Observatorio de la Madera y el Mueble también registró que el 85% de las empresas manifestaron que cayeron sus ventas durante el año pasado; y el 42% estimó que su situación no mejorará durante 2019.
En la región, el complejo maderero de Cañana de Gómez sufre la realidad de una crisis sin atisbos de horizontes: durante el año 2018, las ventas de la industria del mueble en esa ciudad cayeron un 40%. La mayoría de las pymes –principal polo productor de la provincia, con 120 empresas que emplean alrededor de 3.000 operarios- entraron en un proceso preventivo de crisis y temen por despidos.
El secretario de Producción de la Municipalidad cañadense, Marcelo Cogno, reveló que las ventas bajaron un 40% durante 2018, y aseveró que "estamos cada vez peor. Si esto sigue así de acá a fin de año habrá despidos y cierre de fábricas". Cogno remarcó que lo único que evitó que haya despidos masivos es "el compromiso social de las empresas y su diálogo con el sindicato y la municipalidad". De los 120 emprendimientos madereros que tiene Cañada de Gómez, dos son grandes empresas –Jorge Richezze SA y Eldo Omar Mosconi SRL– de las más importantes del país. El resto son pymes a las que se les dificulta afrontar sus obligaciones con la cadena de pagos cortada y la imposibilidad de acceder a un crédito por la condena a la quiebra que representan las altas tasas de interés.
En el comienzo de la gestión de Cambiemos, fue la llegada de muebles importados lo que afectó a la industria cañadense. Ahora, esa problemática quedó soslayada por la brutal caída del mercado interno. "Casi el 100% de lo que se fabrica acá es para mercado interno. Desde marzo no se vende casi nada. En 2018 las ventas cayeron un 40%", enumeró Cogno, quien advirtió que los importados ya dejaron de ser el gran problema, ya que "nadie está comprando nada". En 2016 las ventas ya habían caído un 30% respecto de 2015 y en 2017 otro 35%.

LA CRISIS PREVENTIVA
Hacia octubre del 2018, la senadora María de los Ángeles Sacnun reveló a este cronista que "en la provincia tenemos 244 empresas en proceso preventivo de crisis, una crisis de la metalmecánica muy fuerte, con la posibilidad de la pérdida de siete mil puestos laborales". La legisladora santafesina sumó por entonces a la delicada situación la pérdida de poder adquisitivo, el enfriamiento de la economía y el mercado interno: "Es esencial poner en marcha el 45% de la capacidad de industria que en este momento es ociosa", sintetizó Sacnun.
En diciembre, desde el Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe dieron a conocer la cifra definitiva de los Procedimientos Preventivos de Crisis tramitados ante ese organismo: "hubo 269 procedimientos, de los cuales 155 fueron tramitados este año y 114 fueron prorrogados de años anteriores. Los trabajadores comprendidos en este procedimiento son alrededor de 21.500 y las actividades más afectadas son la metalúrgica, el comercio y la gastronomía", aseguró Mario Gaggioli, director provincial de Relaciones Laborales.
Al mismo tiempo, la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) señaló que -además- hay otras 60 empresas esperando que el Ministerio de Trabajo provincial les permita ingresar en el procedimiento.
"El panorama no es muy aliciente para la industria. Nuestro sector este año en la agenda política nacional y provincial debería ser prioridad. La regresión de las Pymes es insoslayable, cuando somos las que generamos entre el 70% y el 80% de la mano de obra ocupada. Si no miramos para este lado será un año poco productivo y poco feliz para el sector industrial y la economía en general. El 80% del PBI y del consumo interno depende de la industria y cada vez más se retrae y la gente piensa en sostenerse y en sobrevivir nomás", analizó el vicepresidente de Fisfe, Víctor Sarmiento. Los sectores más sensibles a la recesión terminaron siendo el de calzado, textil y línea blanca, todos con índices negativos de actividad que se reiteraron mes tras mes. Para Sarmiento, la situación es urgente y clara: "no hay política industrial. Estamos subsidiando trabajo indio, chino, norteamericano. Con la gran cantidad de stock que apareció cuando liberaron las importaciones es muy difícil seguir produciendo nacional. Y mientras tanto, las tasas de quiebra hace al crédito inaccesible, y abren más la brecha", dijo.

GANADORES Y PERDEDORES
Fue la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) quien marcó la verdadera grieta en la que se ha sumergido el país: en los tres años que van desde el 2015 al 2018, gobierno nacional de la Alianza cambiemos, los bancos se hicieron con una ganancia de $300.000 millones, al ritmo del cierre de miles –miles- de empresas pequeñas y medianas.
"El sistema financiero está matando a las pymes", denunció con certera puntería la organización que representa a los medianos empresarios. Y sumó los datos puntuales de la sangría de firmas: los datos oficiales que indican el cierre de 2.221 empresas en el año 2016; y 2.566 firmas en el año 2017.

Mientras el sistema financiero, las empresas del sector energético y las multinaciones exportadoras hacen su negocio, los trabajadores pierden la vida.
Como pasó con Fernando Peña, el operario de 33 años que se accidentó en la planta que la agroexportadora Dreyfus posee en la localidad de Timbúes, y falleció horas después en el Sanatorio Británico, donde se encontraba internado. Peña era empleado de la firma de saneamiento DH SH, de Capitán Bermúdez, y había sufrido quemaduras en el 90% de su cuerpo al caer en una fosa con agua y químicos a altas temperaturas.
El periodista y diputado provincial Carlos del Frade apunta: "según testigos, Peña se hallaba limpiando con vapor cuando cedió el piso y cayó en una fosa que contenía líquidos tóxicos y agua a altísima temperatura. A pesar de los esfuerzos de los facultativos, las quemaduras eran extremas y dañaron la mayor parte de sus órganos, además de prácticamente no poseer piel en todo su cuerpo. Peña no era empleado directo de la agroexportadora, sino que trabajaba para una empresa que se dedica al traslado de sustancias en camiones tanques. Es decir que la tarea estaba tercerizada".
"De acuerdo a los últimos datos oficiales que corresponden al año 2017, en la provincia de Santa Fe se produjeron 44.901 accidentes laborales, 123 por día. Y se registraron 83 muertes obreras. Un trabajador perdió la vida cada cuatro días cuando buscaba ganarla", detalló Del Frade, y subrayó la responsabilidad de la empresa para la que Peña prestaba servicios: "Dreyfus, en tanto, fue la empresa número 21 entre las mil que más facturaron en 2017: 45.493 millones de pesos, 124 millones diarios, 86.554 pesos por minuto".
"Las muertes por accidentes laborales en grandes empresas, tienen más que ver con el desprecio y la indiferencia que con las cuestiones del azar", advirtió el legislador del Frente Social y Popular.

DESOCUPADOS
En Rosario, para el tercer trimestre de 2018 alcanzó el 13,89%, una cifra que aumentó significativamente frente al 9,77% registrado en el mismo período del año anterior. En números, la cantidad de desocupados es de 69.790 personas, 23.187 personas más que en el mismo trimestre del 2017, de acuerdo al informe realizado por la regional Santa Fe del Centro de Estudios Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso). El aumento en la tasa de desocupación se explica "no solo por la destrucción de puestos de trabajo, sino también por hogares donde no alcanzan los ingresos y otros miembros salen a buscar empleo”, apuntaron los autores del informe.

Al mismo tiempo, los indicadores del mercado de trabajo para el aglomerado Villa Constitución - San Nicolás dan cuenta de un fuerte crecimiento en la tasa de desempleo: poco menos de 20.000 personas integran el universo de la desocupación o la subocupación en nuestra región.
Allí, el escenario laboral está signado por la fuerte caída de la actividad industrial, principalmente la metalmecánica y la construcción; sumado a la escasa generación de empleo, en una de las regiones más golpeadas por la crisis económica-productiva desatada desde diciembre de 2015.

Una crisis laboral que se acentuó con la devaluación y el ajuste recesivo acordado con el FMI. En 35 de los 36 meses del ciclo macrista hubo caída en la ocupación, sobre todo en la industria, donde se destruyó casi el 10% de los puestos que existían en diciembre de 2015.
A lo largo de los últimos doce meses se perdieron 119.500 empleos registrados.
Son 328 puestos laborales destruidos por día. 13 trabajadores despedidos por hora.
Pero si se contemplan los días por jornada laboral (8 horas), la destrucción del trabajo es brutal: 62 puestos por hora laboral, algo así como un trabajador o trabajadora despedidos por minuto.

BAJAR LOS BRAZOS
La región se sacude en conflictos laborales abiertos, intensos, dolorosos. "¿Por qué acabar con las esperanzas de una familia?", se pregunta la jovencísima hija de un trabajador despedido. Un compañero periodista me dice, brevemente, que vive "la tristeza de ser un semidesocupado". Una trabajadora social despedida en diciembre de 2015, después de casi una década de laburo cotidiano, escribe: "No necesito trabajo, necesito una esperanza".
En abril de este año, Metalkrom –una empresa con 53 años de trayectoria en Rosario que ocupa una treintena de empleados- presentó ante la Justicia un recurso de amparo para frenar el tarifazo de la Empresa Provincial de Energía (EPE), que la puso en ese momento al borde del cierre.
Lisandro Dippe, uno de los titulares de Metalkrom, describía que los tarifazos decretados por el gobierno nacional –y refrendados por el gobierno santafesino- "han impactado muy fuerte" en su emprendimiento. "Nos desplaza para competir y seguir subsistiendo con la pyme", puntualizaba entonces.
A pocos días de fin de año, el doctor Juan Alcaraz, abogado de la Multisectorial contra los Tarifazos, confirma que la firma Metalkrom se ve obligada a cerrar sus puertas, dado que la Ministra de la Producción santafesina, Alicia Siciliani, obligó a que renuncie a aquella acción de amparo interpuesta, bajo la promesa de brindar la ayuda necesaria para salvar a la empresa emblemática de Rosario jaqueada por el tarifazo de la EPE.
Una promesa que nunca se cumplió.
Son postales de un país doloroso, donde cada minuto un trabajador cae en el agujero de la desocupación, sea por suspensión, retiro voluntario, distracto de personal o despido.

LA CRUZ DE LOS DÍAS
Las cifras para octubre representan la destrucción de 1 de cada 100 puestos de trabajo que existían un año antes. La crisis se aceleró con la corrida cambiaria y consecuencias del ajuste recesivo ofrendado por el gobierno para acceder al financiamiento del FMI. El impacto estuvo concentrado entre los asalariados del sector privado, donde las industrias manufactureras explican la mayor parte de ese retroceso: la actividad registra caídas en 34 de los 35 meses de la gestión de la Alianza Cambiemos cubiertos por las estadísticas oficiales.
Desde que comenzó el gobierno de Mauricio Macri -o sea, en menos de tres años- se destruyó el 9% del empleo industrial que existía a fines de 2015. Una contracción que se aceleró a lo largo de los últimos meses.
Pero que quede claro que no se trata de ajuste, sino de una fenomenal transferencia de recursos de los sectores populares a las minorías privilegiadas de siempre. Como lo explica certeramente Carlos del Frade: "en la Argentina donde debió existir la noble igualdad, hay personas que ganan 2.500 pesos. Y hay otras que ganan 532 mil pesos. La distancia es atroz: 212,8 veces. La noble igualdad pierde por goleada. La innoble desigualdad es la que reina en la realidad concreta de la Argentina del siglo veintiuno".
"Mienten, que nadie se llame a engaño", cantaba Narvaja 38 años atrás. "Han marcado la baraja, y nos han robado la suerte…", sintetizaba el notable cantautor.
A la vera de la ruta, Omar Sosa sigue esperando.
Espera allí, en la cruz de los días, donde la mano que oprime, disimula. Sabe, a ciencia cierta, que nadie puede robarnos un minuto de sol. Nadie puede engañarnos una vida…


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Imagen: enREDando



Jorge Cadús: Es periodista. Es redactor y editor del periódico El Prensa; y columnista de varias páginas web de noticias. Forma parte del grupo fundador del Proyecto de Comunicación Alapalabra, de Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario. Es autor de "Postales de un desierto verde" (Tropiya ediciones, 2004); "Un tiempo ayer ceniza. Historias de la dictadura en el sur de la provincia de Santa Fe" (EMR, 2006) junto a Facundo Toscanini; "Combatiendo al capital. 1973-1976. Rucci, sindicatos y Triple A en el sur santafesino" (EMR, 2009), en colaboración con Ariel Palacios; "La Transa. Crónicas del narcotráfico" (Grupo Editor Postales, 2015); "Los días que vivimos en peligro. La destrucción del trabajo en la región 2015/2018)" (La Chispa, 2018) y "Alcorta: La ciudad invisible" (Grupo Editor Postales, 2019). Obtuvo dos veces el Premio Ciudad de Rosario por estos trabajos. En TV fue director periodístico de "Audiencia Debida. Crónicas del sur"(2000/2002); "Estación Sur. En los rieles de la Patria" (2010/2011) y "Tercer Tiempo. El relato salvaje" (2013/2015); todos en la señal Cablevisión Alcorta / Sacks Paz Televisora. Por esos programas obtuvo los premios ATVC 2001 y ASTC 2003 como mejor programa periodístico; y el Premio Juana Manso 2011 por su abordaje de las problemáticas de género. Desde el año 2006 a la fecha ha dictado en numerosas escuelas de la zona charlas y talleres abiertos sobre el terrorismo de Estado en la región. En el 2011 fue distinguido con el Premio Regino Maders por su trayectoria periodística y su compromiso militante.